Poblamiento Inicial, Familia Aborigen y Cacique
Reconstruir el pasado prehistórico venezolano ha significado una tarea sumamente difícil. Al igual que en la prehistoria universal, la carencia de registros y fuentes escritas no ha permitido que se disponga de suficiente información sobre la más extensa época, cronológicamente, de nuestra historia. Por tratarse de culturas ágrafas carecieron de la tecnología correspondiente para registrar los hechos y acontecimientos que protagonizaron durante milenios de existencia.
Un tanto más abundante y descifrable han sido los datos que han llegado hasta nosotros a través de leyendas y mitos. Unas veces por la vía oral y otras por la vía etnográfica, el conocimiento de esas leyendas y mitos nos han revelado importantes datos que de alguna manera nos aproximan a descifrar cómo fue el protagonismo de los primeros habitantes de nuestra geografía.
La aproximación a los hechos y personajes de la prehispania venezolana se ha profundizado con valiosos y numerosos aportes de las investigaciones arqueológicas, antropológicas y etnológicas de connotados estudiosos como Miguel Acosta Saignes, Mario Sanoja, Iraida Vargas, Irving Rouse, J. M. Cruxent, Erika Wagner, y Albertina Zucchi, entre otros, quienes han aplicado modernas técnicas en su investigación sobre el pasado prehispánico venezolano (SALAZAR & VARGAS, 1992).
Según demuestran evidencias genéticas, lingüísticas, osteológicas y odontológicas,
El poblamiento inicial se dio en varias oleadas. La primera de ellas se difundió desde el estrecho de Behring hasta el extremo meridional de Sudamérica, en un largo proceso migratorio y de adaptación a nuevos ambientes naturales. Sigue siendo controversia la fecha de entrada al continente de esta migración: según diversos especialistas, oscila entre 40.000 y 20.000 años. La antigüedad del hombre en Venezuela se estima de unos 20.000 años, aunque las fechas radiocarbónicas asociadas a los primeros habitantes (conocidos como Paleo-Indios) datan de 16.000 años a.C.
Estos cazadores de herbívoros
gigantes hoy extintos, como el mastodonte y el megaterio, lograban sus presas
con artefactos líticos rudimentarios. Además, trabajaban la madera, la fibra,
el hueso, el cuero y la concha. Los yacimientos que dan testimonio de los
primeros pobladores de Venezuela son: El Jobo, Muaco y Taima-Taima en Falcón,
Manzanillo en Zulia, El Vano en Lara, y Tukupén en Bolívar.
Esqueleto
de Megaterio, más grande que el que se exhibe en París.
Museo
La Salle de Barquisimeto
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Alrededor de 5.000 a.C. ocurrieron
cambios climáticos notables en el norte de Sudamérica y, como consecuencia de
ello, la megafauna probablemente se extinguió y el hombre se vio forzado a
buscar otras fuentes de alimentación. La nueva vida se marca en la llamada
época Meso-India. En ella se dieron diversas formas de subsistencia, de las
cuales la modalidad mejor conocida corresponde a los pescadores, recolectores y
navegantes costeños, cuyo testimonio de existencia se ha encontrado en inmensos
concheros a lo largo de la costa, en especial en Sucre (Guayana) y Falcón (El
Heneal).
Además de los restos de desperdicios de concha, se encuentra allí una industria lítica de piedra pulida (como hachas y martillos), y de concha, como las gubias o vaciadores de canoas monóxilas para la navegación, hechas de botutos, Strombus gigas. Los navegantes costeños de este periodo eventualmente se familiarizaron con el mar Caribe y lo fueron poblando paulatinamente.
Además de los restos de desperdicios de concha, se encuentra allí una industria lítica de piedra pulida (como hachas y martillos), y de concha, como las gubias o vaciadores de canoas monóxilas para la navegación, hechas de botutos, Strombus gigas. Los navegantes costeños de este periodo eventualmente se familiarizaron con el mar Caribe y lo fueron poblando paulatinamente.
VESTIGIOS, MUSEO ANTROPOLÓGICO DE QUIBOR FRANCISCO TAMAYO |
La siguiente época en la
arqueología venezolana y del Caribe se conoce como Neo-India. Se caracterizó en
líneas generales por la adopción de un sistema agrícola eficiente, lo cual
permitió el establecimiento de comunidades permanentes, cuya subsistencia se
basó principalmente en las plantas cultivadas como la yuca, el maíz y otros
productos tropicales, complementada con la pesca, la recolección y la caza de
animales salvajes, un modo de vida que caracteriza aún a algunas poblaciones
indígenas.
VESTIGIOS, MUSEO ANTROPOLÓGICO DE QUIBOR
FRANCISCO TAMAYO
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Esta época está bien documentada
en la arqueología venezolana y data de unos 1.500 años a.C. La evidencia más
visible de su presencia es el hallazgo de gran cantidad de restos de cerámicas,
abundantes en todo el territorio nacional. Además de cerámica, la época
Neo-India también se distingue por la aparición de sistemas agrícolas
sofisticados (campos drenados), irrigación, construcciones artificiales de
tierra y piedra que denotan una arquitectura incipiente, y restos de objetos
asociados a actividades mágico-religiosas.
Fueron las sociedades que los conquistadores europeos encontraron en el momento de su llegada, las cuales podían variar desde grupos tribales igualitarios, pasando por sociedades más nómadas dedicadas a la pesca y recolección, hasta cacicazgos evolucionados. Con la llegada de los europeos a fines del siglo XV se inicia la época Indo-Hispana. Aquí se destaca el emplazamiento de Nueva Cádiz, en la isla Cubagua, en el oriente venezolano, que fue la primera ciudad española fundada en Sudamérica. Nueva Cádiz no sólo albergaba españoles y esclavos indígenas, sino también esclavos traídos de África. Las excavaciones arqueológicas han dejado al descubierto una serie de ruinas, restos de casas, un monasterio, la iglesia, un convento, esculturas de piedra y gran cantidad de artefactos de diversos materiales, tanto españoles (mayólica y azulejos) como cerámica indígena procedente de diversas áreas del Caribe.
Cubagua, como tantos otros sitios arqueológicos de Venezuela, ha sido saqueada en tiempos recientes y urge una política seria y moderna que proteja este patrimonio, herencia cultural de todos los venezolanos y americanos.
Fueron las sociedades que los conquistadores europeos encontraron en el momento de su llegada, las cuales podían variar desde grupos tribales igualitarios, pasando por sociedades más nómadas dedicadas a la pesca y recolección, hasta cacicazgos evolucionados. Con la llegada de los europeos a fines del siglo XV se inicia la época Indo-Hispana. Aquí se destaca el emplazamiento de Nueva Cádiz, en la isla Cubagua, en el oriente venezolano, que fue la primera ciudad española fundada en Sudamérica. Nueva Cádiz no sólo albergaba españoles y esclavos indígenas, sino también esclavos traídos de África. Las excavaciones arqueológicas han dejado al descubierto una serie de ruinas, restos de casas, un monasterio, la iglesia, un convento, esculturas de piedra y gran cantidad de artefactos de diversos materiales, tanto españoles (mayólica y azulejos) como cerámica indígena procedente de diversas áreas del Caribe.
Cubagua, como tantos otros sitios arqueológicos de Venezuela, ha sido saqueada en tiempos recientes y urge una política seria y moderna que proteja este patrimonio, herencia cultural de todos los venezolanos y americanos.
Para el momento del contacto
europeo había una gran heterogeneidad de etnias indígenas en el territorio que
hoy es Venezuela, habitaban el país los Arahuacos, Caribes; fieros, guajiros;
pacíficos, agricultores y pescadores, de la península denominada hoy día de la
Guajira, varias tribus que vivían en los Llanos y las mesetas del sur, nómadas
y primitivas, timotes o timotos y los cuiscas; agricultores que habitaban los
Andes, los cuales mantenían relaciones culturales con los chibchas; Muchas de
estas poblaciones desaparecieron por diversos motivos: exterminio, esclavitud,
guerras, reducciones o enfermedades.
TIMOTO-CUICAS representaron los grupos indígenas más avanzados dentro
del territorio venezolano y estaban relacionados con la cultura chibcha (los
muiscas) de los Andes. Se localizaron en los estados de Mérida, Táchira y Trujillo.
Construyeron aldeas de piedra y barro. Estaban formados por distintas
tribus: timotos, capachos, taribas, cuicas, guitas, chacopos, entre otros. Desarrollaron la agricultura de regadío en terrazas construidas
en las áreas montañosas. Cultivaron el ají, el cacao, el maíz,
la papa, el tabaco y la yuca dulce.
Domesticaban animales (pavos, paujíes y guacharacas). Realizaban intercambios
comerciales con mantas, alfileres etc. Utilizaban como moneda las
semillas de cacao. Usaban sistemas de riego y construían andenes (terrazas)
para evitar la erosión. Conocían la cerámica ―fueron excelentes alfareros― y
elaboraban objetos de oro. También eran textileros.
Practicaban el comercio con otras
comunidades indígenas, mediante el intercambio de sus artesanías por productos
y frutos como el algodón y la sal. De acuerdo con algunos estudios, se cree que
los Timotocuicas practicaron el trueque con los Araguacos y los Caribes y,
al parecer, no sostuvieron grandes enfrentamientos pues, de haberlos tenido
habría desaparecido la población de esas comunidades. Sin embargo, sí
sometieron a otras pequeñas tribus, que comenzaron a depender de ellas, sobre
todo en el campo lingüístico.
ARAHUACO; De las lenguas arawak septentrionales han pasado varios préstamos de palabras al castellano y otros idiomas, como por ejemplo:batata, bohío, caimán, cacique, caníbal, canoa, carey, colibrí, enaguas, guajiro, hamaca, iguana, maíz, sabana o tiburón.
En ese sentido, tres familias lingüísticas dividen principalmente a los grupos étnicos: la Arauaca (guajiro, paraujano, baniva, curripaco, yavitero, piapoco, guarequena, baré, aruaco); la Caribe (cariña, pemón, maquiritare, panare, yabarana, yucpa, japreria, acahuayo, mapoyo, chaima) y la chibcha (Timote- Cuicas, barí, tunebo). La poco numerosa familia tupí-guaraní está representada a través de los indígenas yeral, oriundos del Brasil; y las demás etnias (yanomami, guarao, yaruro, guajibo, piaroa, puinabe, joti, sapé y arutaní) no tienen filiación precisa.
CARIBE, se agrupaban en
clanes familiares de linaje patrilineal llamados cacicazgos manteniéndose
alianzas como pueblos federados.
No residían en poblados; sus
bahareques eran apartados unos de otros y de cuidadosa construcción con
materiales naturales como: pilotes estructurales de madera, con cubiertas
protectoras a dos aguas, elaboradas con las hojas de la palmera de la región,
divisiones y paredes interna en esterillas guadua, caña brava, algún tipo de
cactus, recubiertas de una argamasa de origen vegetal que además utilizan en el
inmobiliario interno, y una última capa para el lustre de algún tipo de cal;
sus patrones siempre siguen formas rectangulares, sus áreas de trabajo general
anexas al la construcción de habitación, no presentan ningún tipo de división o
pared interna y con patrones siempre rectangulares que llamaban Caney.
La pesca de grandes especies,
tanto de océano como de río, era la fuente principal para su alimentación, la
conservaban por largos períodos con técnicas de humeado, secado y salado.
Llamaban a su cocina barbacoa, era un mesón de madera cubierto por tierra donde
asaban y cocinaban sus alimentos. Su agricultura cosechaba: papas, arracachas,
uchuvas, maíz, yuca, mandioca, coca, tabaco, algodón, cacao, ají, achira,
aguacates, frijoles, ahuyama, guayabas, mameys.
ARAHUACO; De las lenguas arawak septentrionales han pasado varios préstamos de palabras al castellano y otros idiomas, como por ejemplo:batata, bohío, caimán, cacique, caníbal, canoa, carey, colibrí, enaguas, guajiro, hamaca, iguana, maíz, sabana o tiburón.
En ese sentido, tres familias lingüísticas dividen principalmente a los grupos étnicos: la Arauaca (guajiro, paraujano, baniva, curripaco, yavitero, piapoco, guarequena, baré, aruaco); la Caribe (cariña, pemón, maquiritare, panare, yabarana, yucpa, japreria, acahuayo, mapoyo, chaima) y la chibcha (Timote- Cuicas, barí, tunebo). La poco numerosa familia tupí-guaraní está representada a través de los indígenas yeral, oriundos del Brasil; y las demás etnias (yanomami, guarao, yaruro, guajibo, piaroa, puinabe, joti, sapé y arutaní) no tienen filiación precisa.
Aunque cada etnia tiene sus características específicas tienden a predominar las familias extensas con algunos casos de organización en clanes, la poligamia está casi generalizada, hay pluralidad de divinidades, son culturas de una gran coherencia interna por su persistencia en el tiempo; y la artesanía, la música, los bailes y la literatura son manifestaciones utilitarias y creativas a la vez. En lo económico, casi todas las etnias combinan la recolección, caza y pesca con la agricultura itinerante.
Las etnias indígenas en la actualidad
Las etnias indígenas en la actualidad
ACAHUAYO: (Familia lingüística
caribe) Conocidos también como akawaio o waika están ubicados en la frontera
del estado Bolívar con la Guyana. Sus de características culturales son
semejantes a la de los Pemones.
ARAHUAC DEL DELTA AMACURO:
(Familia lingüística arauaca). Se trata de un grupo muy aculturado que vive en
la frontera de Delta Amacuro con la Guyana. Arahuac (pronunciado Aravac) no
significa nada en su propia lengua pero en norrés (vikingo) significa algo así
como "guardias a titulo honorífico. Se dice que los Arahuac vigilaron y
escoltaron a los vikingos por sus viajes a través de los ríos amazónicos del
Matto Grosso.
ARAHUAC DEL RÍO NEGRO: Conocidos
también como baniva, baré, guarequena, curripaco y piapoco, de la familia
Arawak. Su economía está basada en la explotación de goma y fibra, y a cambio
obtienen un salario escaso. Viven en la frontera del Territorio Amazonas con
Colombia.
ARUTANI: Este grupo, también
conocido como Anaké, está casi extinto y es de filiación desconocida. Están
ubicados el Alto Paragua, estado Bolívar. Uno de los 10 primeros ríos de este
estado lleva el nombre de la etnia.
BARI: (Familia lingüística
chibcha) También conocidos como motilones bravos, es un grupo situado en la Sierra
de Perijá, estado Zulia. Son considerados agricultores excepcionales y de
cultura integrada. Tienen fama de violentos ya que antes de 1960 se les
recuerda en fuertes enfrentamientos. Su población ha mostrado un incremento
tanto en Venezuela como en Colombia.
CARIÑA: (Familia lingüística
caribe) Viven en pequeños enclaves en el centro y sur del estado Anzoátegui y
al norte del estado Bolívar. Se trata de grupos agrícolas provistos de una
buena organización social. Su sistema de orientación está relacionado
directamente con el Sol
GUAJIBO: Este grupo,
autodenominado Jiwi, habitan en los Estados Amazonas, Apure y la zona
circunvecina a Puerto Ayacucho. En Colombia habitan las llanuras entre el Meta
y el Vichada. Son cazadores, pescadores y recolectores. Llamados también
guahibo, chiricoa y cuiva. En Apure también se les conoce como CHIRICOAS Y
CUIBAS. Mientras en el Estado Apure son una población perseguida, en el
Amazonas cuentan con algunos dirigentes y tienen cierto acceso a la educación
formal.
GUAJIRO: (Arawak). Es una de las
etnias más numerosas de venezuela y es quizás la que ha alcanzado mayor
participación social a pesar de su desorganización en los centros urbanizados.
Una ministro del ambiente y 3 miembros en la Asamblea Nacional son algunos de
los logros de esta etnia en cuanto a penetración en los poderes públicos. Están
ubicados principalmente en el estado Zulia y en Colombia y su actividad
económica tradicional es el pastoreo. Las mujeres son mayoría y sus decisiones
son las que mueven a los distintos grupos. Los Guajiros se dividen en 12 castas
y tienen sus propias leyes que datan de cientos de años.
GUARAO O WARAO: Son habitantes de
los Estados Amazonas, Sucre y Monagas así como la Guayana Esequiba. Son
principalmente pescadores cazadores de arco y flecha, recolectores de moriche,
fundamentalmente para su subsistencia. Viven generalmente a orillas de los
caños. Son muy explotados por los misioneros y los dueños de aserraderos y
arrozales, carecen de liderazgo representativo y atraviesan por gravísimos
problemas médico-asistenciales. Se distinguen por la abundancia y variedad de
su literatura oral y su música.
GUAYQUERI: Pertenecen a los grupos
indígenas no clasificados y según algunos especialistas son de origen warao,
pero la mayoría se inclina por encontrarles un origen arawaco. Actualmente es
un grupo muy aculturado que vive en "El Poblado", isla de Margarita,
en el estado Nueva Esparta.
MAPOYO O YAHUANA: También
conocidos como Wanai son de la familia Caribe y por su precaria situación la
etnia está actualmente protegida por la Ley de Protección y Defensa del
Patrimonio Cultural que establece entre las disposiciones relativas a la
defensa del patrimonio viviente del país, la atención a la cuestión de la
lengua y el habla característica de los colectivos que habitan las distintas
poblaciones de Venezuela. Se encuentran al norte del estado Amazonas. Para los
Mapoyo y otros pueblos indígenas su territorio y todo lo que hay en ella como
montañas, ríos, animales, e insectos tienen como dueño al Espíritu Creador y
por lo tanto no se puede corromper, destruir y/o contaminar.
MAQUIRITARE: Autodenominados
YEKUANA esta etnia de la familia Caribe tiene un talento para la navegación que
les permitió establecerse en un amplio territorio fluvial. Habitan las orillas
y los márgenes de una serie de ríos tributarios del Orinoco que abarcan unos
30,000 kilómetros cuadrados del territorio actual de los Estados Bolívar y
Amazonas. Son excelentes tejedores de cestas y su fuerte personalidad étnica
les ha provisto de buenos dirigentes, muy capaces, aunque carentes de educación
formal.
PANARE: Están ubicados en la zona
noroeste del estado Bolívar (Caicara, La Urbana, Túriba). Se trata de un grupo
de economía recolectora y en menor medida agrícola. Están en inminente peligro
de ser desplazados por los criollos y sojuzgados por los misioneros.
PUINABE: Habitan cerca de San
Fernando de Atabapo (Amazonas) y en Colombia. Culturalmente se asemejan a las
poblaciones arauacas del Río Negro
PARAUJANO: (Arawak) Viven en el
norte del estado Zulia en la laguna de Sinamaica.
PEMÓN: (Familia lingüística
caribe) Están ubicados en el centro y sureste del estado Bolívar,
principalmente por el río Paragua y la Gran Sabana. Su tendencia demográfica es
ascendente y son un grupo bien organizado. Su economía gira alrededor de la
agricultura y la minería (en esta última en calidad de asalariados). La
influencia misionera católica es excesivamente fuerte. Los arecuna, taurepang y
camaracoto son subgrupos de los pemones.
PIAROA: Se autodenominan Aruwá o
dueños de la selva y están ubicados en el Estado Amazonas, en la selva tropical
de la región Orinoco-Ventuari. La lengua Piaroa es independiente y son
cazadores, recolectores y agricultores. La influencia de las misiones
protestantes es perjudicial, agravada por la crisis demográfica y
médico-sanitaria que sufre esta población.
SAPE: Grupo casi extinto de
filiación desconocida del Alto Paragua, estado Bolívar.
YANOMAMI: Es una de las etnias más
estudiadas de la Amazonia venezolana y habitan entre la Sierra Parima y el
Orinoco, particularmente las cuencas de los ríos Ocamo, Manaviche y Mavaca. Sus
actividades económicas son la recolección, la caza y la pesca. Su pelo lacio y
negro es cortado de forma redonda y su cuerpo va pintado. Algunos hombres
utilizan prendas multicolores de plumas y se perforan las orejas y el tabique
nasal. La cestería es realizada por las mujeres.
YARURO: Se encuentran en el centro
y el sur del estado Apure entre los ríos Arauca y Cinaruco. Su lengua es
independiente y su agricultura, de tala y quema, es muy incipiente. Son
pescadores hábiles y hacen cestería, cerámica, curiaras y hamacas. Los shamanes
son tanto hombres como mujeres y se caracterizan por un alto grado de
conciencia étnica y un fervor mágico-religioso intenso. No cuentan con dirigentes
propiamente dichos.
YUCPA: (Familia lingüística
caribe) Estos habitantes de la Sierra de Perijá, Estado Zulia, también se les
conoce como motilones mansos. Se alimentan a base de frutas silvestres y
practican la siembra del maíz y la yuca dulce. Trabajan la cesterpía y los
textiles y son monógamos.
VOCABLOS DE ORÍGEN INDÍGENA
Auyama, aguacate, araguaney, atol,
arepa, batata, cacao, cambur, caraota, casabe, cachapa, coroto, cocuyo,
guacamaya, guarapo, chicha, chinchorro, chocolate, hallaca, jojoto, maraca,
mecate, yuca entre otras.
CACIQUE
La palabra cacique es un vocablo de origen taíno (lengua de filiación arawak hablada en las Antillas para el momento de la conquista europea que se incorporó al caudal léxico español para designar al individuo que representaba la autoridad en una comunidad indígena. El término, por extensión semántica, ha pasado a denominar al individuo que ejerce un liderazgo local despótico (el caciquismo). Ahora bien, posiblemente la palabra "cacique" llegó a ser sinónimo de autoridad omnímoda y despótica debido a la tendencia de los conquistadores de buscar instituciones equivalentes a las europeas entre los pueblos indígenas americanos.
Al no encontrarlas, por tratarse
de realidades culturales diferentes, los europeos mal interpretaron las
culturas indígenas e incluso, en algunos casos, llegaron a negar la existencia
de un orden social. Importantes dirigentes indígenas defendieron sus tierras y
sus culturas frente a los conquistadores. Se los llamó jefes, diaos, guerreros
o caciques y por lo menos uno de ellos –Manaure– dirigía un importante
cacicazgo en el área del actual estado Falcón durante las primeras décadas del
siglo XVI. Conocemos nombres y hazañas de muchos de estos dirigentes para el
momento de la conquista, pero desconocemos sus ascendencias.
Suponemos que éstas se remontan a
fechas anteriores, como parece revelarlo el plan de ataque de Guaicaipuro y la
resistencia que encabeza en la zona centronorte de Venezuela hacia la segunda
mitad del siglo XVI. Guaicaipuro convoca a un levantamiento de las sociedades
gobernadas por Baruta –su hijo mayor– Naiguatá, Aricabacuto, Guaicamacuto,
Chacao y el guerrero taramaima Caracaipa, entre otros. Del área nororiental se
menciona a Cayaurima, cacique de los cumanagoto, y sus alianzas con otros
caciques de la zona de Cumaná para enfrentar a los conquistadores, y a otros
como Doaca, con quien se identifica la actual zona larense de Duaca; a Nigale,
jefe zapara en el Zulia; a Huyapari, con cuyo nombre los españoles
identificaron al río Orinoco y su área en 1531, y a muchos otros jefes,
caciques, guerreros, como Acaprapocón y Conopoima –quienes comandan la lucha
una vez muerto Guaicaipuro–, Caricuao, el cacique oriental Maturín, Morequito,
Paryauta, Parnamacay, Pitijay, Sorocaima, Tiuna, Tamanaco y Terepaima.
Las tribus indígenas, sostuvieron
una tenaz lucha contra el invasor español, donde el conocimiento de materiales
bélicos de la época jugo papel importante en el exterminio de los grupos
aborígenes.
Los Caribes, al igual que otras
tribus, mostraron una resistencia implacable contra quienes buscaban someterlos
en su propia tierra. Los caballos, perros amaestrados, arcabuces, fuerte
vestidura y una gran experiencia en el arte de la guerra no lograron extinguir
el grito de libertad que retumbaba en las montañas venezolanas, con flechas y
lanzas combatieron con tenacidad regando los campos de batalla con su sangre
americana.
Esta lucha encarnizada duró varios
años de enfrentamientos; hubo episodios de heroísmo, destacando el ímpetu y
gallardía de valientes caciques como: Guaicaipuro, Baruta, Chacao, Tamanaco,
entre otros.
LOS CACIQUES
Aramaipuro
Este cacique fue uno de los jefes
de los temibles mariches. Formó parte de la coalición de caciques que se
enfrentó a Losada en Maracapana. Bajo su mando actuaron los caciques Chacao y
Baruta, y como una especie de jefe de estado mayor participó el cacique
Aricabuto.
Según Oviedo y Baños, Aramaipuro
se presentó con un ejército integrado por tres mil flecheros. Fue la más grande
concentración indígena en un batalla concebida para destruir al invasor. La
estrategia fue tan bien planeada que Diego de Losada sólo se enteró del peligro
cuando ya la mayor parte de las tribus se había reunido.
Aramaipuro y sus hombres esperaron
a Guaicaipuro, pero al no llegar éste tomaron la decisión de retirarse sin
presentar batalla. Sólo Tiuna y sus bravos se quedaron, pelearon y murieron.
Aramaipuro siguió peleando muchos
años y ya viejo se retiró con sus hombres hacia la costa oriental, en donde se
enfrentó a Sir Walter Raleigh, que en 1595 asaltó Cumaná, donde murió. Los
piratas atraparon a su hija Urimare que fue destinada como trofeo de guerra
para Raleigh, pero la agilidad y coraje de la muchacha la ayudaron a fugarse
del bergantín inglés, ganando a nado la costa, pero al llegar a la playa los
españoles la hicieron prisionera. Varios meses estuvo Urimare esclavizada por
los íberos, hasta que un día, ante el intento de violación de uno de los
soldados, Urimare lo hiere mortalmente y huye. Llega a las tierras de
Guaicamacuto. El viejo cacique la hace su hija adoptiva. Cuenta la leyenda que
Urimare, la hija del gran Aramaipuro, consiguió que la tribu de su padre la
obedeciera y se convirtió en la primera mujer en gobernar en este territorio.
Al principio, combatió a los españoles, pero aconsejada por su padre adoptivo
decide hacer la paz.
Arichuna
Arichuna pertenecía a la tribu de
los jiraharas, ubicando su radio de acción en la región de lo que hoy es Lara y
parte de Yaracuy. Se formó bajo las órdenes del cacique Queipa y a la muerte de
éste, fue seleccionado para dirigir la tribu con el rango de cacique. Luchó al
mismo tiempo contra los españoles y contra otra tribu enemiga dirigida por el
cacique Guaratarí.
Fue el primer cacique que tuvo que
ver con la Santa Inquisición, debido a su amistad con Juan Fernández, de origen
morisco-portugués, quien fue acusado de herejía por el Tribunal Inquisidor y
condenado a muerte. Arichuna, que había aceptado la paz, y que se dedicaba al
comercio de especias con los españoles, no pudo creer que aquel hombre, de
buenos sentimientos pudiera ser un hereje. Trata de interceder en su favor. El
Gobernador Juan de Leiva no quiso tomar cartas en el asunto y Arichuna decide
salvarle la vida a su amigo, ataca la prisión, en Valencia, y logra liberar a
Juan Fernández. Este hecho ocurrió a finales de 1556. Pasado cierto tiempo,
obtuvo el perdón, pero su agradecimiento por Arichuna fue tal que jamás
abandonó la tribu.
Arichuna vivió muchos años
comerciando con los españoles y éstos lo tuvieron siempre en alta estima.
Baruta
Hijo de Guaicaipuro y de Urquía,
Baruta recibe de manos de su madre el penacho con plumas rojas, que había usado
su padre, al tiempo que le decía: "Sean estas plumas rojas el
símbolo de la sangre de tu padre y de tu pueblo derramadas por el invasor que
viene a arrebatarnos nuestra tierra. Defiéndelas con honor."
Baruta no solo atacaba al enemigo,
sino que con frecuencia establecía pactos y alianzas con otras tribus rebeldes
y obtenía grandes victorias. Sin embargo, en un enfrentamiento contra los
españoles es hecho prisionero y conducido ante Garci González de Silva, que
para ese momento era el Regidor del Cabildo, y le explica el plan que tiene España
para desarrollar la zona y darle mayor bienestar a sus pobladores. Le ofrece la
libertad a cambio de la firma de un tratado de paz aceptado por el cacique.
Baruta fue un gran jefe en la paz,
gozó de la máxima consideración de los españoles, respetaron su autoridad y sus
tradiciones, cooperaron con él, enseñándole nuevas técnicas ganaderas y de
cultivos. Al morir Baruta fue enterrado con
su rito. Más tarde, en 1620, el Gobernador Francisco de La Hoz Berríos,
constituyó en su honor, en el sitio donde vivió el cacique, una parroquia con
el nombre de San Francisco de Paula de Baruta.
Catia
El cacique Catia ejercía su mando
en el territorio ubicado desde la fila que ocupaban los mariches, siguiendo
toda la serranía que circunda a Caracas, hasta el litoral. Le gustaba enseñar a
los jóvenes guerreros y entre sus alumnos estaba el inmortal cacique Tiuna.
Supo ganarse la amistad de numerosos caciques y jefes de tribus. Fueron sus
aliados, entre otros, Guaicaipuro, Mamacuri, Guaicamacuto, Naiguatá, Chacao,
Baruta y Prepocunate, con cuya colaboración obtuvo significativas victorias.
Derrotó a las huestes de Garci González en el valle de Los Guayabos. Era gran
estratega, fue piache, con grandes conocimientos de hechicería, magia y artes
curativas.
Cuando murió Guaicaipuro, quiso
recomenzar sus proyectos para enfrentar al enemigo y se entrevistó con sus
caciques amigos, pero cansados de combatir, desmoralizados por la muerte de
Guaicaipuro y después de la batalla de Maracapana, ninguno de ellos quiso
volver a los enfrentamientos aborígenes. Muere en Los Teques, en 1568,
luchando contra las tropas de Diego de Losada.
Cayaurima
Cacique cumanagoto de formidables
atributos para la lucha, logró que numerosas tribus vecinas e incluso lejanas
se unieran a la suya en la contienda a muerte contra el invasor. En 1520, hace frente a los
españoles asentados en Nueva Andalucía, hoy Cumaná. En una de esas batallas dan
muerte al gobernador, capitán Diego Fernández de Zerpa, primer mandatario
español en esa población.
Cayaurima se caracterizó por su
cojera, producto de una estocada de lanza recibida en combate. Cae muerto en
una celada que los españoles le tendieron, cuando merodeaba un campamento
castellano.
Chacao
Chacao, llamado el Hércules
americano, de raza caribe, gobernaba justamente en la región caraqueña que hoy
lleva su nombre, pero su dominio iba mucho más allá, acercándose a Los Teques.
Su aspecto físico era impresionante, era de gran tamaño, tenía audacia y una
capacidad muy especial para preparar ataques tipo comando.
Su cacicazgo lo ejercía con
sentido democrático y no se recuerda ninguna injusticia cometida contra su
gente. Era respetuoso de las normas y de las tradiciones que regían a su
pueblo, inclinándose fuertemente por la ayuda a los más débiles, especialmente
niños y mujeres.
Su territorio lo defendió con
tesón y empuje. Se alió con Guaicaipuro y participó en la coalición de jefes
que durante siete años mantuvieron el control sobre todo el valle de los
Caracas y la región montañosa de los indios Teques. En 1567 el indio Chacao se
enfrenta a Juan de Gámez, oficial de Diego de Losada, quien lo reduce a
prisión. Al saber Losada que el bravo Chacao es su prisionero, decide dialogar
con él y recobró su libertad. En 1568 renueva su alianza con Guaicaipuro y con
sus hombres acude al sitio de Maracapana, serranía adyacente a Caracas.
Conocida su inclinación a ayudar a
los débiles, especialmente a los niños y mujeres, se le hace saber que un
capitán llamado Catario había secuestrado a dos indiecitos y que los tenía
esclavizados, juró rescatarlos y devolverlos sanos y salvos a su familia.
Chacao fue a rescatar a los niños, entró con gran destreza al campamento
español y los liberó. Los hombres de Chacao observaron que su jefe estaba
gravemente herido, fue atendido de inmediato por su piache, pero ya no había
nada que hacer, el cacique había perdido mucha sangre. Su muerte causó un
profundo dolor en su pueblo.
Chicuramay -Cuaicurián
Chicuramay fue uno de los
veintitrés caciques que fueron condenados a muerte después de la desaparición
de Guaicaipuro, por una cruel decisión de la Alcaldía de Caracas, que deseaba
alcanzar rápidamente la pacificación del valle. El alcalde los hizo aprisionar,
los juzgó sin pruebas y los condenó a muerte. Chicuramay era un cacique muy
joven, valiente y amado por su gente, lo que motivó que uno de sus guerreros,
el bravo Cuaicurián, se presentara a los jueces, que eran Pedro Ponce de León y
Martín Fernández de Antequera y les afirmara que estaban en un error y que el
verdadero cacique Chicuramay era él. Sorprendidos los dos funcionarios por la
aseveración, procedieron a interrogarlo y quedaron convencidos, ya que
Cuaicurián era un joven fuerte con dotes de mando y con conocimientos de las
operaciones de su tribu.
Cuando Chicuramay recibió la
noticia de que estaba en libertad, no imaginó nunca la dolorosa razón que la
causaba. Cuaicurián fue torturado por
indios mercenarios, al igual que los otros 22 caciques, y al despuntar el alba
fue salvajemente asesinado. Era el año 1569. Chicuramay tembló de ira al saber
toda la verdad y buscó venganza. Averiguó que el asesino había sido un hombre
de apellido Portolés, que trabajaba como asistente de Fernández de Antequera y
le quitó la vida.
Conopaima
Hombre de confianza de
Guaicaipuro, alcanza el cacicazgo después de la muerte de éste. Se cree que fue
de origen caribe, procedente de lejanas tierras. Llegó a las proximidades de
Los Teques y se radicó en El Peñón. Venció en muchas peleas al lado de
Guaicaipuro y una de sus más sonadas victorias fue la de Las Adjuntas.
En enfrentamiento con Garci
González de Silva, en el sitio de Los Carrizales, en 1572, donde al bravo
Sorocaima le es amputada la mano, el cacique Conopaima decide buscar la paz con
el invasor y se retira de la lucha. Más tarde se arrepiente de su determinación
y vuelve a la lucha contra el enemigo. Una noche, estando con su esposa a
orillas del río Macarao los españoles los emboscaron y les dispararon para
matarlos. La mujer del cacique resultó herida. Conopaima la tomó en sus brazos
y ya en la curiara decidió hundirse con ella para morir juntos, pero no fue
necesario, un soldado acabó con la vida del cacique.
Guaicaipuro
Nacido en Caracas en 1530 y
guerrero de confianza del gran Cacique Catuche, asume el cacicazgo a los 20
años de edad, cuando este cacique muere. Guaicaipuro gobernaba a los Caracas y
los Teques, ejerciendo directo control sobre los seis caseríos que circundaban
su cuartel general en Suruapo. En 1560 el Gobernador Pablo
Collado nombra a Juan Rodríguez Suárez, Teniente General de la Provincia de
Caracas y le ordena pacificar a Guaicaipuro. Rodríguez se alía con el mestizo
Francisco Fajardo y vence al Cacique de los Teques en las batallas de San Pedro
y La Quebrada.
Fajardo intenta fundar un caserío
en lo que hoy es Catia. Sin embargo, ante un ataque ordenado por Guaicaipuro y
ejecutado por Paramaconi, el recién fundado caserío (1560) es arrasado. El año
siguiente, en 1561, Juan Rodríguez Suárez refunda el caserío con el nombre de
Villa de San Francisco, pero corre la misma suerte que el anterior.
En enero de 1562, Guaicaipuro y
Terepaima enfrentan y matan al Capitán Luis de Narváez. Guaicaipuro convoca
entonces a una alianza estratégica de todos los caciques de la región, aceptan
el pacto los jefes Baruta, Naiguatá, Chacao, Aramaipuro, Guaicamacuto,
Paramaconi, Terepaima y Chicuramay. Durante años esta alianza se mostró
triunfadora, pero Guaicaipuro perdió su oportunidad en Maracapana, en 1568,
batalla clave en la que participaron todas las tribus aliadas. Derrotados por
el ejército conquistador en forma contundente, la coalición se disuelve y los
jefes regresan a sus tierras. Guaicaipuro se refugió en Suruapo. Ese mismo año
ataca a Diego de Losada, esté ordena al Alcalde Francisco Infante que ataque a
Guaicaipuro en el propio sitio de Suruapo, Infante buscó indios pacificados y
fieles a España que conocian el modo de llegar a la vivienda del cacique.
En Suruapo penetraron hacia el caney del jefe indio, Guaicaipuro tomó la espada y dio muerte a los que lo atacaron. Se guareció luego en su choza, pero los españoles le prendieron fuego y conminado a rendirse el cacique no aceptó y prefirió morir atrapado por las llamas.
En Suruapo penetraron hacia el caney del jefe indio, Guaicaipuro tomó la espada y dio muerte a los que lo atacaron. Se guareció luego en su choza, pero los españoles le prendieron fuego y conminado a rendirse el cacique no aceptó y prefirió morir atrapado por las llamas.
Guaicamacuto
Este cacique de la tribu de los
caribes se caracterizó no sólo por ser calculador y astuto, sino también, por
ser negociador con sus homólogos y jefes indígenas Comandaba la costa litoral
venezolana, desde La Guaira hasta Oriente. En 1555 inicia su entrada en la
historia al recibir al mestizo Francisco Fajardo en forma pacífica.
En 1558, Guaicamacuto en unión con
el indio Paisana, dirigió la rebelión contra los españoles. Promovió la Alianza de Uvero con
Terepaima, Catia y Paramacay. Atacó a Rodríguez Suárez, unido a Terepaima y
Guaicaipuro en el sitio de Las Lagunas, donde perdió la vida el capitán
español. En 1568 se unió a Guaicaipuro en
la batalla de Maracapana. Más tarde decide pactar con Losada
lo que le permitió regir en paz los designios de su pueblo hasta que le
sobrevino la muerte a edad avanzada.
Guaratarí - Queipa – Mamacurri
En 1555 Alonso Díaz de Moreno
funda la ciudad de Valencia del Rey e inicia tratos con los caciques, con el
fin de pacificar la región. Queipa, uno de los caciques más influyentes de la
zona, pacta la paz con el conquistador, pero el Cacique Guaratarí no le perdona
lo que considera una traición y le declara la guerra a ambos.
Guaratarí enamorado de la princesa
Tibaire, hija de Queipa, envía a el Piache El Tiznado a negociar la boda, lo
que fracasa y Guaratarí, lleno de furor, inicia una terrible guerra contra el
cacique Queipa y su tribu; en ese enfrentamiento el jefe jirahara muere en las
manos de El Tiznado. Guaratarí también elimina al cacique Mamacurri y sigue la
guerra contra España, sin coordinar con otros caciques, hasta que un día murió
su fiel Tiznado y más tarde, él pierde la vida al enfrentarse a los arcabuces
españoles, en una batalla cercana a Valencia.
Guarauguta
Este cacique intensificó sus
ataques contra el Capitán Diego García de Paredes en 1562 quien es llamado a
España y designado gobernador de la provincia de Popayán y cuando venía a tomar
posesión de su cargo, en 1563, decide descender en Cabo Blanco, Venezuela, y es
atacado por el cacique Guarauguta y pierde la vida al lado de sus lugartenientes
Alonso Zapata y Francisco de Las Casas. Pocos hombres pudieron salvar sus
vidas. Huyen en su barco y viajan hacia Borburata, esto le dio fama al cacique
Guarauguta, quien intensificó sus ataques contra los invasores. El capitán
Gómez de La Peña, vence al guerrero, quien muere acribillado en los alrededores
de Catia La Mar.
Manaure
Manaure hombre pacífico y
negociante apreciaba la paz como sistema de vida. Su relación con los españoles
se complicaba en ocasiones, pero no por su culpa. Los conquistadores
irrespetaban la autoridad de los caciques y ni siquiera consideran a aquellos jefes
que se convertían en sus aliados. Fue jefe de la nación caquetía o
caiquetía, la cual estaba ubicada en la zona que hoy ocupa el estado Falcón.
Era un hombre valeroso, pero
prudente, que ostentaba un cacicazgo muy al estilo de las cortes europeas. A diferencia
de Guaicaipuro y, en general, los jefes caribes, no sufrió penurias y pruebas
antes de ser designado cacique. Representaba a una nación que tenía como
principio servir al jefe, brindándole toda clase de comodidades. En sus
recorridos, el jefe caquetio era transportado en hamaca o en andas, cargado por
sirvientes de su propia tribu. Su área de influencia abarcaba además las islas
circunvecinas, hoy llamadas Aruba y Curazao. Su centro de poder lo tenía
ubicado en el poblado de Todariquiba, cerca de la actual Sabaneta. Luego de la
fundación de Coro, en 1527, se traslada a esa ciudad. Entró en contacto con los
españoles a través de sus guerreros Baracuyra y Baltasar.
En principio, negociaron la paz con Gonzalo de Sevilla, asistente de Juan de Ampíes, hacia el año 1522. En 1525 un grupo de traficantes de esclavos asaltan la zona y toman prisioneros a varios parientes de Manaure. Ampíes los socorre y los rescata de sus captores, que los habían llevado a Santo Domingo para venderlos, y Manaure quedó para siempre agradecido de Ampíes, quien lo bautiza en 1528 con el nombre de Martín. Cuando Ambrosio Alfinger asume el poder, procede a expulsar a Ampíes y apresa a Manaure. Luego de su liberación, Manaure se retira a unos 300 kilómetros de Coro.
En principio, negociaron la paz con Gonzalo de Sevilla, asistente de Juan de Ampíes, hacia el año 1522. En 1525 un grupo de traficantes de esclavos asaltan la zona y toman prisioneros a varios parientes de Manaure. Ampíes los socorre y los rescata de sus captores, que los habían llevado a Santo Domingo para venderlos, y Manaure quedó para siempre agradecido de Ampíes, quien lo bautiza en 1528 con el nombre de Martín. Cuando Ambrosio Alfinger asume el poder, procede a expulsar a Ampíes y apresa a Manaure. Luego de su liberación, Manaure se retira a unos 300 kilómetros de Coro.
A Manaure le fue conferido señorío
sobre tierras y vasallos, pero este trato se rompe y el viejo cacique se
refugia con sus bravos en las tierras de Yaracuy, que le da protección, y allí
muere en un enfrentamiento con los hispánicos en el sitio de El Tocuyo.
Mara
Este cacique de trato firme y
autoritario, asumía toda la figura autocrática de quien gobierna asistido por
poderes sobrenaturales. Fue caudillo de una vasta región
occidental que se extendía desde las orillas del lago conocido como Maracaibo y
el río Magdalena, en el límite con lo que hoy día es Cartagena. Los fieros
indios motilones conocieron las incursiones de este cacique que consiguió
someter a muchas tribus de la región, con las cuales hizo frente al invasor.
Perfecto conocedor de la geografía guajira, Mara consiguió ejercer una
prolongada resistencia al invasor español.
Muere luchando contra un capitán
español, que lo captura malherido y lo deja sumirse en su agonía, tratando de
negociarle un trato de libertad a cambio de su riqueza. A la muerte de Mara no
le sucede ningún otro cacique de su talla, por lo que la región fue
prácticamente pacificada.
Maracay
Maracay fue un valiente guerrero,
perteneciente a la tribu de los araguas, cuyo nombre serviría luego para
denominar una nueva tribu descendiente de la que él era originario. Dominó sobre la extensión que hoy
ocupa el estado Aragua y parte de otros estados colindantes, especialmente
hacia la costa por los predios del cacique Turiamo, quien fuera su aliado en
muchas batallas.
La fama de Maracay se sustenta en
la derrota de Rodríguez Suárez. La batalla sostenida contra los soldados del
mencionado capitán degeneró en duelo entre cacique y conquistador. La destreza
y fortaleza de Maracay acabó pronto con su contrincante, quien debió retirarse
vencido a su campamento. La muerte de Maracay le sobreviene
a temprana edad, como consecuencia de la traición de uno de los suyos, lo que
permite que el conquistador español lo ejecute mientras descansaba.
Meregote
Cacique sucesor de Maracay, le
correspondió la difícil tarea de dirigir a sus hombres en contra de los
invasores, después de la muerte de Maracay. Gracias al tesón, liderazgo y
estrategia, consigue reagrupar a los indios araguas y los convoca a un juramento
en el que se comprometieron, en honor de su antiguo jefe Maracay, a luchar
hasta la muerte.
Por su parte, los españoles no
titubeaban ya para alcanzar su objetivo. La tierra ocupada por el cacique
Meregote y sus indios araguas debía ser rendida a la bandera española a la
mayor brevedad. Los dos bandos se enfrentaron en
una batalla definitiva en el sitio denominado La Colina de La Cruz. Allí
murieron los hombres de Meregote. Ninguno se rindió. Meregote fue un digno
heredero de Maracay.
Murachí
Con este nombre se conoce al bravo
cacique mocotíe, que habitaba en la sierra merideña, en un lugar de muy difícil
acceso cercano al río Chama. El sitio era denominado Murrupuy por los
indígenas. Eran indios laboriosos, que producían algodón con el que tejían bellas
cobijas y ruanas, que les servían para protegerse de las inclemencias del
tiempo. También producían otras artesanías y se dice que llegaron a poseer
minas de oro en Acequías y Aricagua. Enfrentó las tropas de Juan de Maldonado,
que fundó Mérida en el año 1559. Su esposa era la princesa Tibisay, hija del
cacique de Las Vegas del Mucujún.
Eran adoradores del sol, al cual
llamaban Ches. En la medida en que la guerra avanzaba, Murachí se dio cuenta de
que la gran belleza de su amada la ponía en peligro y para protegerla la envió
hacia el interior de su territorio, en el sitio más recóndito y secreto, en
compañía de sus guerreros más leales. Sus hombres fueron diezmados y su tierra
conquistada por el hombre blanco, pero Murachí nunca se rindió. Murió peleando
contra el invasor en el año de gracia de 1560.
Naiguatá
Naiguatá, cacique de la familia
caribe, ejercía su dominio a lo largo de una extensa zona costera que partía
del río Anare, en los predios del Cacique Guaicamacuto, hasta las costas
anzoatiguenses de lo que hoy se conoce como Puerto La Cruz.
Naiguatá, tenia como huéspedes a
los soldados de Rodríguez Suárez y uno de ellos, queriendo lucir sus dotes de
cazador, hirió de muerte a una gaviota, hecho que encolerizó a Naiquatá,
exigiendo la ejecución del agresor y no consiguiendo tal solicitud con
Rodríguez Suárez, tomó por asalto el campamento de los soldados y sometió a
sentencia al inculpado. Al momento de dar muerte al reo, una bandada de
gaviotas hizo acto de presencia Naiguatá interpretó como el perdón de las aves
hacia el agresor y lo soltó. Naiguatá vivió muchos años y pudo
conocer muchos de los cambios culturales que impuso el colonizador.
Paisana
En 1555 el cacique Paisana
estableció amistad con el mestizo Francisco Fajardo, hijo de una princesa
guaiquerí y de un español de su mismo nombre. Fajardo solicitó paso libre por
la tierra de los Caracas, a lo que accede el jefe indio. Fajardo entró al valle
en compañía de sus hermanos Alonso y Juan Carreño, que también eran mestizos y
de 20 indios de confianza. En 1557 regresa al valle de los Caracas, esta vez
acompañado de su madre y de unos 100 indios guaiqueríes. Llevaba autorización
del gobernador Gutiérrez de La Peña para gobernar y poblar la costa desde
Borburata hasta Maracapana. Paisana no aceptó la fundación del Hato de San
Francisco que hizo Fajardo en 1560, envenenó las aguas, causando la muerte a
mucha gente, incluyendo la madre de Fajardo y éste lo condenó a morir en la
horca.
Paramacay
Cacique de origen cumanagoto,
gobernó su tribu hacia el año 1569. Su territorio estaba ubicado en la región
de Mamo, entre la costa barloventeña y el valle de Los Guayabos. Tocó a Paramacay un tiempo difícil
en la lucha contra el colonizador, por cuanto debió reiniciar los
enfrentamientos a raíz de la instauración de un encomendero, el capitán Julián
Mendoza, quien quiso imponer el trabajo gratuito y obligar a los menores de 20
años para que se convirtieran en servidumbre suya o de sus familiares.
Paramacay enfrenta en diversas
escaramuzas a su tribu contra el encomendero y sus seguidores. En una de ellas
captura y secuestra a Dolores Ruiz, la esposa de Julián Mendoza y a sus dos
menores hijos, por quienes exige rescate al comendador y pide trato justo y
conciliatorio para los suyos, logrando su objetivo mediante la presión del
plagio.
Paramaconi
Su nombre significa caimán
pequeño. Habitaba en la zona centro-norte-costera del país. Los españoles lo
llamaban el cacique-caballero. Se unió a Guaicaipuro al iniciarse la década de
los sesenta y presentó dura oposición a las tropas invasoras. Su origen
cumanagoto lo ubica en la raza caribe. En 1561 Guaicaipuro atacó las
minas de la región de Los Teques, en donde murieron todos los españoles,
incluyendo los hijos de Rodríguez Suárez y Paramaconi también arrasó con sus
guerreros la Villa San Francisco, levantada por Rodríguez, en el mismo lugar
donde Losada fundará a Caracas seis años más tarde. Cuando ya tenía ganada la
batalla, ocurrió que una estampida de ganado destrozó a sus bravos toromainas y
se vio obligado a retirarse.
Paramaconi atacó más tarde, unido
a la coalición de caciques, el sitio del Collado (hoy Caraballeda) en donde
vencieron a Fajardo y éste se retiró a Margarita con sus hombres. En 1567 llegó
Diego de Losada y realizó la fundación de Caracas. En 1568 concurre a la gran
coalición convocada por el gran jefe Guaicaipuro, pero la operación no tuvo
éxito. A comienzos de 1570, Garci
González decidió exterminar al enemigo y lo atacó de noche en su caney.
Paramaconi en la lucha fue herido y González le mando a curar las heridas y a
partir de ese momento hubo paz entre ambos hombres y fueron amigos.
Pariata – Maiquetía
A mediados del Siglo XVI, se
encontraban liderando a los indios del litoral central los caciques Pariata y
Maiquetía. Se dice que Maiquetía era el verdadero cacique y que Pariata era uno
de sus guerreros de mayor confianza, al lado de hombres de la calidad de
Curucutí y Guracarumbo.
Pariata tenia su residencia en el
lugar denominado Los Guayabos, en lo que hoy es Catia La Mar, pero su
territorio abarcaba todo el sitio de lo que aún hoy se llama Pariata en el
litoral central venezolano. Su vecino más cercano era el cacique Maiquetía,
quien muy pronto decidió pactar la paz con los españoles. Pariata no se
doblegó. Una de sus mas recordadas hazañas fue la del ataque al bergantín
español El Pelayo, el cual incendió y destruyó por completo.
Pariata decidió pelear al lado de
Guaicaipuro y cuando éste muere sirvió en las tropas de Tamanaco, una vez
liquidada la resistencia y pacificados la mayor parte de los grandes jefes se
retira con sus familiares y allegados a un sitio apartado. Murió en edad avanzada pero pudo
ver la fundación de La Guaira por Diego de Osorio el año de 1589.
Prepocunate
Formado entre los guerreros de
confianza de Guarauguta, al lado de quien luchó hasta su muerte, Prepocunate
recibe el cacicazgo de los indios guaraúnos, entre quienes se destaca por su
ferocidad. Era hombre de poco hablar, de extrema exigencia con sus hombres y
consigo mismo. Esta conducta ejemplar le dio un halo carismático entre las
tribus caribes y eso le permitió acometer con valor y éxito cientos de empresas
en contra de las tropas españolas.
Para doblegarlo, el gobierno
español seleccionó a los capitanes Hurtado y Carrizo, quienes lo apresaron y
para que no escapara lo amarraron alrededor de un árbol, custodiado por un
pelotón que debía escoltarlo hasta el momento de su ejecución. Al día siguiente al amanecer,
Hurtado fue a buscar al prisionero para conducirlo al lugar de su ejecución, al
llegar al árbol sólo encontraron las sogas rotas, tiradas en el suelo, junto a
una rosa de montaña que el fiero guerrero caribe acostumbraba usar en su larga
cabellera negra.
Prepocunate no apareció. Se
desvaneció, sin que los españoles pudieran encontrar una explicación racional.
Sin embargo, a los pocos días volvieron a saber del cacique. Prepocunate
comenzó entonces una guerra devastadora, golpeando duramente al adversario, sin
darle tiempo para reaccionar, y desapareciendo con toda rapidez del campo de
batalla. Un día del año 1570 al tratar de atacar por sorpresa en el sitio donde
hoy se levanta la ciudad de Los Teques, fue nuevamente cercado y luchó hasta la
muerte.
Sorocaima
Algunos historiadores afirman que
era guajiro o tequeño de clase guerrera y que llegó a la región de los indios
Teques por problemas que tuvo en su propia tribu. Llegò a convertirse en hombre
de confianza y uno de los lugartenientes del gran Guaicaipuro y a la muerte de
éste, quedó como jefe guerrero bajo el mando de Conopoima
En 1570 participó en los ataques
contra la recién fundada Santiago de León de Caracas, bajo el mando de
Conopaima y Terepaima. En 1572, Garci González de Silva apresó a Sorocaima,
Conopaima seguía resistiendo. Ante este hecho y deseoso de terminar la batalla
rápidamente, González decide utilizar a Sorocaima como carnada y dice en alta
voz, para que lo escuchen los otros guerreros, que el jefe indio perdería su
mano derecha, que le sería amputada, a menos que se rindieran. En este último
caso, se perdonaría la vida a todos. Es allí cuando el Jefe Sorocaima, le dice
a los guerreros: Ataquen con fuerza, mis valientes,
que los españoles no tienen mucha gente.
Y luego, sin vacilar, estira el
brazo para que le amputen la mano derecha, lo cual fue llevado a cabo por
oficiales al servicio de Garci González. Sorocaima, en un gesto que reflejaba
por igual el valor y la grandeza de su raza, tomó con su izquierda la derecha
y, levantándola la ondeó en señal de triunfo. Luego, avanzó hacia sus hombres.
Garci González había ordenado su libertad. Sin embargo, al dar la espalda al
enemigo uno de los soldados le disparó a traición, quitándole la vida.
Tamanaco
Dos años después de la muerte del
gran Cacique Guaicaipuro, surge Tamanaco, cacique de los indios mariches y de
los quiriquires. Su misión, al igual que
Guaicaipuro, era la de propiciar una alianza entre las diferentes tribus. El 5
de diciembre de 1570, llegó a Coro, capital de la provincia de Venezuela, el
gobernador y capitán general Diego de Mazariegos, pacta con los enemigos de
Tamanaco. Nombra al avanzado Francisco Calderón para pacificar el valle de
Caracas y lo designa teniente general de la recién fundada ciudad de Santiago
de León de Caracas.
Calderón envía al capitán Pedro
Alonso Galeas a rendir a Tamanaco. Galeas lo persigue y entra en tratos con el
cacique Tapiaracay, enemigo de Tamanaco y del pacificado cacique Aricabuto,
quien le ofrece ayuda a cambio de que le entregue a este último. El trato no se
consolida y Galeas se mide con Tamanaco en una pelea en la que participa Garci
González de Silva y el indio Aricabuto, que les sirve de guía. El combate no
tuvo vencedor. Tamanaco decide atacar a Caracas, los españoles retroceden hasta
las orillas del río Guaire. El capitán Hernando de la Cerda, se enfrenta con
Tamanaco y este vence. Los indios no advirtieron la llegada de una caballería
española, Tamanaco y sus hombres quedaron atrapados y fueron hechos
prisioneros. Guaicaipuro fue condenado a morir en la horca, luego su cabeza
sería exhibida para que sirviera de escarmiento a los rebeldes.
Garci González, que había sido elegido Regidor del Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que admiraba el valor, el temple y la dignidad demostrada por el guerrero. En el medio de estas consideraciones intervino un capitán de apellido Mendoza, que era propietario de un perro y sugirió que le dieran a Tamanaco la oportunidad de escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su vida si vencía al perro. Garci González estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del Consejo de Guerra, Tamanaco acepto.
Garci González, que había sido elegido Regidor del Cabildo de Caracas en 1573, estuvo en desacuerdo con la medida, ya que admiraba el valor, el temple y la dignidad demostrada por el guerrero. En el medio de estas consideraciones intervino un capitán de apellido Mendoza, que era propietario de un perro y sugirió que le dieran a Tamanaco la oportunidad de escoger entre la muerte en la horca o la posibilidad de salvar su vida si vencía al perro. Garci González estuvo de acuerdo, al igual que el resto de los miembros del Consejo de Guerra, Tamanaco acepto.
Tamanaco fue desatado y colocado
en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar) Mendoza, soltó el perro, Tamanaco recibió
varias mordeduras que le causaron la muerte.
Terepaima
Terepaima, cacique de araucos y
meregotos, dueño del territorio que limitaba con los Teques, era tenaz como
guerrero, ágil y preciso en las conquistas, alcanzó éxito en las batallas
contra Rodríguez Suárez. Su dominio alcanzaba el Tuy, San Pedro, Mariches,
hasta el territorio que hoy ocupan los estados Miranda, Aragua, parte de
Carabobo, Cojedes y parte de Lara. Terepaima, sabiendo que el español
Rodríguez Suárez lo tenía sentenciado a muerte, reunió los indios Paracotos y
en un feroz ataque contra los españoles, extinguió la vida de Rodríguez Suárez.
La victoria y el hecho de que
Terepaima fuera el que diera muerte a Rodríguez, le creó una aureola de
leyenda. Hasta ese momento, había actuado como jefe sin que los piaches de su
tribu aprobaran su ascenso a la categoría de cacique. El triunfo de Terepaima
sobre el español que mató a Yoraco, le dio argumentos para adquirir el
liderazgo que ambicionaba. La historia de este hombre
demuestra que no sólo fue hábil como guerrero, sino que también tenía dotes
para la política y para la diplomacia. De hecho, en 1559 negocia con Francisco
Fajardo permitiéndole paso por su territorio después de habérselo negado. En
1561 vence a Luis Narváez, que había penetrado en su territorio con propósitos
belicosos. Losada se enfrentó con Terepaima en el 67 y no pudo someterlo.
Fue Garci González de Silva quien
logró establecer la paz con él, pero el indio muy pronto volvió a la guerra, a
defender lo que creía que era suyo y en una cruenta pelea encontró la muerte a
mediados de la década del 70.
Tiuna
Intrépido guerrero, nacido en la
tribu de los Caracas, creció bajo la tutela del Cacique Catia y se caracterizó
por su rigidez y valentía. Su poder lo ejercía en el valle de Los Guayabos,
territorio que hoy día es conocido con el nombre de Catia La Mar.
Su dominio se extendió a través de
las montañas, limitando con Filas de Mariches y los Valles del Tuy, incluyendo
parte del valle de Caracas. Uno de sus hombres de confianza era el guerrero
Aramaipuro, conocido como "ponzoña de abeja". Entre sus éxitos se
recuerda el de Villa del Collado, hoy Caraballeda, así como el de Cayapa, donde
derrota al legendario y cruel Rodríguez Carpio. En 1568 Tiuna reunió casi
cuatro mil hombres, unido a los caciques Guaicamacuto y Aricabuto, para dar una
pelea decisiva en Maracapana, sabana cercana a Caracas. Para destruir al
invasor, estaban los caciques Naiguatá, Uripatá, Anarigua, Mamacuri,
Querequemare, Prepocunate, Araguaire, Guarauguta, con siete mil guerreros;
Aricabuto y Aramaipuro representaron a la nación mariche al mando de tres mil
flecheros.
El gran cacique Guaicaipuro, que
debía acudir con dos mil guerreros, no llego al sitio a causa del mal tiempo.
Algunos caciques se retiraron, pero otros, motivados a la lucha por el cacique
Tiuna decidieron combatir, Losada los enfrentó. La batalla fue desastrosa, los
caciques decidieron retirarse. Tiempo después, Tiuna se dedicó a
hostigar implacablemente a todo conquistador. Los exasperados españoles
pusieron precio a su cabeza. Y, según algún cronista, un indio traidor, lo
atacó con una flecha causándole la muerte.
Yaracuy
Hijo del cacique Chilúa y nieto
del indómito Yare, comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas,
conocida como Guadabacoa. En el momento del Descubrimiento,
el inmenso imperio central estaba integrado por otras tribus, tales como,
tarananas, yaritagua, acharigua, torondoyes, y zararas. Otras tribus, entre ellas los
macaures y los caripes se aliaron con los españoles para hacerle frente a
Yaracuy.
El conquistador Diego García de
Paredes, junto con el capitán Juan de Vargas, intentaron tomar tierra firme e
instalarse en el bastión de El Tocuyo, pero Yaracuy los venció en la batalla de
Cuyucutúa, en 1552. Luego es capturado y condenado a
muerte, pero consigue desarmar y poner fuera de combate a varios soldados y al
fin sucumbió bajo el fuego de los arcabuces.
Yare
Yare, cacique de cumanagotos,
quiriquires, charagotos y araucos, gobernante de las tierras que hoy comprenden
los estados Miranda, Anzoátegui y parte de Monagas, fue además Piache y sumo
sacerdote y uno de los guerreros más fieros entre todos los que se enfrentaron
al conquistador español. Derrotó en Maturín al capitán Zerpa, unido a
Terepaima; en Barquisimeto, hicieron morder el polvo a Juan Rodríguez Suárez.
Al enterarse de la muerte de
Tamanaco, Yare tembló de ira y juró vengarse del capitán Mendoza, dueño de la
fiera que dió muerte al cacique, lo persiguió hasta que consiguió acorralarlo
en Aragûita. Al tenerlo prisionero lo hizo degollar, junto con su perro, y la
cabeza de ambos las envió a los familiares de Tamanaco. Yare siguió su guerra
sin cuartel, venciendo y siendo vencido, hasta que un día de 1575 los arcabuces
españoles acabaron con la vida del guerrero.
Yavire - Paramaiboa - Pariaguán
Yavire fue uno de los grandes
caciques caribes de la región guayanesa. Se le atribuye la unificación de las tribus
que moraban en la región del Caroní y extiende su influencia hacia el norte, en
lo que hoy son los estados Sucre, Monagas y Anzoátegui. En las batallas causaba
muerte y terror entre sus adversarios. En una de sus más cruentas batallas
contra el invasor, Yavire descuida su retaguardia y muere bajo el fuego ibérico
en la batalla que sostuvo contra ellos en el sitio conocido hoy como Caicara de
Maturín.
Poco tiempo antes de morir peleó
en Cumaná y allí recibió una fuerte herida en el brazo derecho, que lo dejó
semi inútil.
Varios de sus guerreros obtuvieron
el grado de cacique o de jefe. Lucharon bajo sus órdenes los legendarios
Paramaiboa y Pariaguán, que si bien se enfrentaron por el mando a la muerte de
su jefe, muy pronto unieron fuerzas nuevamente para combatir al extranjero. Paramaiboa, fiel a las enseñanzas
de su jefe, funda una coalición de pequeñas tribus hacia el norte de lo que muy
pronto sería la nación venezolana.
Su adversario fue el gran capitán
español Gonzalo de Ocampo, quien actuando con extrema crueldad quiso dar un
escarmiento definitivo a los caribes, para lo cual apresó y ahorcó a varios
renombrados caciques; y a otros los envió como esclavos a Santo Domingo. Sin
embargo, Paramaiboa en el norte de oriente y Pariaguán en el sur, seguirían
fíeles al juramento que le hicieran a Yavire. Unen sus fuerzas y presentan
batalla en Guanta (Anzoátegui), pero el militar español les propina una fuerte
derrota. Paramiaiboa ataca de nuevo a Ocampo, obligándolo a retirarse hacia
Nueva Andalucía (Cumaná). El cacique cobra venganza y somete a juicio militar a
veinte soldados y cinco oficiales españoles, los condena a muerte y no los
ejecuta gracias a la oportuna intervención de Fray Bartolomé de Las Casas,
sacerdote defensor de los indios. El guerrero caribe escuchó los ruegos del
padre de Las Casas, a pesar del odio que sentía por Ocampo.
Paramaiboa muy pronto se enfrentó
al nuevo jefe español, Alonso de Vera y Aragón, al que también derrotó. Cuando
se marchó Vera, conocido en la historia con el apodo de "Tupí",
regresó de nuevo Ocampo, pero esta vez traía la diplomacia como arma y un
oficial de gran temple de apellido Monsalve. Sus primeras medidas fueron las de
apresar a los indios y luego liberarlos, no sin antes entregarles regalos. Al
enterarse, Paramaiboa dio la orden de regresar los regalos y de advertir al
invasor que debía abandonar sus predios. Ocampo colgó a los emisarios y esto
dio inicio a una nueva guerra.
Acorraló entonces a Paramaiboa y Pariaguán en el sitio denominado La Zapoara, hoy El Chaparro (Anzoátegui), pero fue vencido por Pariaguán, aunque en la batalla muere valerosamente el cacique Paramaiboa. Pariaguán era un cacique respetado y admirado por sus hombres. La noche de la batalla de La Zapoara, Pariaguán preparó su estrategia sigilosamente, con Paramaiboa, pero cuando comenzaron las acciones, él personalmente dirigió la batalla al frente de sus hombres, Paramaiboa, por su parte, lucha con fiereza y muere en la batalla. Pocos españoles sobrevivieron. El capitán Monsalve, que dirigió a los españoles, no pudo soportar la derrota y se suicidó.
Acorraló entonces a Paramaiboa y Pariaguán en el sitio denominado La Zapoara, hoy El Chaparro (Anzoátegui), pero fue vencido por Pariaguán, aunque en la batalla muere valerosamente el cacique Paramaiboa. Pariaguán era un cacique respetado y admirado por sus hombres. La noche de la batalla de La Zapoara, Pariaguán preparó su estrategia sigilosamente, con Paramaiboa, pero cuando comenzaron las acciones, él personalmente dirigió la batalla al frente de sus hombres, Paramaiboa, por su parte, lucha con fiereza y muere en la batalla. Pocos españoles sobrevivieron. El capitán Monsalve, que dirigió a los españoles, no pudo soportar la derrota y se suicidó.
Luego de la batalla, Pariaguán
dirigió las exequias de su amigo Paramaiboa y de inmediato se dedicó a
consolidar su triunfo, reunificando el antiguo dominio de Yavire. Se preparó
para la destrucción final del adversario. Por su parte, los españoles
reordenaron sus fuerzas y emprendieron una acción globalizante. Ocampo decidió entonces unir todas
sus tropas y atrapó a Pariaguán en el sitio de Los Cardones (Monagas). Su
lugarteniente Castellanos atacó por un lado y Ocampo en persona lo hizo por el
otro. Pariaguán fue diezmado y sus tropas aniquiladas. Con los pocos
sobrevivientes se internó en las selvas de Guayana y no se supo más de él.
Yoraco
Yoraco en la etimología indígena
chama significa zorro o diablo. Este indio nació en el valle de Tácata, siendo
aún muy joven, visitó a sus parientes quiriquires ubicados en la costa de lo
que hoy se conoce como estado Sucre, en Cariaco. Allí vio las naves españolas
llegando a las playas y descargando productos por hombres de una piel pálida,
con armas que nunca antes había imaginado, supo entonces, que su tierra ya no
era suya y sintió un deseo obsesivo de luchar para reconquistar sus tierras y
la dignidad de su pueblo.
Yoraco comenzó a formarse para el
liderazgo. Volvió a Tácata y allí fue protegido y educado por los piaches. Combatió ferozmente al agresor
español. Su objetivo era expulsar a los invasores. Creció su fama de hombre
valiente, amparado por el poder sobrenatural que le dieron los piaches. Se supo
que tenía un amuleto, especialmente ensalmado para él, que lo protegía de todos
los males y peligros.
Los españoles enviaron al capitán
Juan Rodríguez Suárez para vencerlo, partió con 200 hombres bien armados y un pelotón
de caballería. Yoraco lo esperó en su territorio, la batalla fue dura, sin
reglas, sin descanso. Un día ganaba Yoraco y el otro le tocaba la victoria a
Rodríguez. Cuando llevaban varios días de enfrentamiento, decidieron los dos
líderes resolver la contienda ellos mismos.
La pelea comenzó una mañana de
1561, la lucha fue agotadora hasta que decidieron estrecharse las manos en
señal de mutuo respeto y admiración, y luego cada bando se retiró a su
respectivo cuartel. Yoraco, enfrentó nuevamente a Rodríguez
Suárez y en el combate murió atravesado por la lanza de un soldado ibérico
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